23 de abril 2009. - Dos panfletos y el mismo contenido amenazante circulan para intimidar a la población, pero muy especialmente a los delincuentes. Ambos advierten de hacer una “limpieza social”.
Los volantes que han sido vistos, el último mes, en Maracaibo, han girado en Bogotá y otras 19 importantes ciudades colombianas desde mayo del año pasado.
Para las autoridades del hermano país, todo apunta a los paramilitares en la autoría de esos comunicados. Según la Defensoría del Pueblo de esa nación, unas 45 muertes estarían vinculadas con esos volantes.
El Min-Interior y el Cicpc investigan. La similitud de los contenidos asusta a los marabinos.
La alarma que existe en las comunidades de Maracaibo, por la circulación de un panfleto intimidatorio, la vivió Colombia todo el 2008.
El mismo mensaje de “limpieza social”, la misma amenaza a ciudadanos comunes y corrientes y a delincuentes, las mismas groserías y hasta la misma exhortación a sacarle copias a los panfletos. Todo, todo, se repite en los volantes vistos , desde hace casi un año, en Bogotá, barriadas de Barranquilla y otros lares de ese país como desde hace un mes en Maracaibo, la capital del Zulia.
Los primeros volantes quemaron las manos de quienes lo tuvieron en en mayo de 2008. En Barranquilla, por ejemplo, circularon comunicados firmados por “Las Águilas Negras”, “Los Paisas” y “Los 40”. Uno de los primeros lo recibió en su casa el profesor Gustavo López el 2 de mayo del año pasado. En él amenazaban a 11 personas vinculadas a la Universidad del Atlántico.
Luego fue amenazado el representante de los estudiantes en el Consejo Superior de la Universidad. Algunos se fueron de la ciudad, otros salieron del país.
Las autoridades poca atención prestaron a esta alerta. La bomba creció y explotó en noviembre en La Guajira, en la frontera con Venezuela. Hoy, a casi un año de que circulara el primer “volante de la muerte” existen denuncias de 45 asesinatos en el hermano país .
En noviembre de 2008 se distribuyeron los volantes en algunos barrios de Maicao (a hora y media de Maracaibo por vía terrestre). Tenían la lista de 11 personas a las que amenazaban con matar si no dejaban la ciudad en 24 horas.
Quienes escriben llegaron a más: advertían a los padres que después de las 11:00 pm sus hijos no podían salir a la calle. Algunos alertaron a las autoridades, pero mientras éstas verificaban la veracidad de las denuncias tres personas que figuraban en la lista fueron asesinadas, reportaron medios colombianos.
Ante el temor de las familias, la Defensoría del Pueblo notificó al Gobierno, pero —según el portal Kaos en la Red— ninguno de los amenazados en Maicao recibió protección y “por eso algunos fueron asesinados o huyeron hacia Venezuela o se desplazaron a otros lugares del país. Eran unos 45 los muertos y 200 los desplazados. Se desconoce cuántos salieron del país”.
Por las características del mensaje, la responsabilidad de la multiplicación de los volantes recayó en los grupos paramilitares.
Según la Defensoría, los paramilitares usaron el nombre de “Las Águilas Negras”, “Frente Contrainsurgencia Wayuu” y “Autodefensas Gaitanistas de Colombia” para intimidar a la población de La Guajira.
Entre los muertos, en Maicao, estuvo Miguel Ospina, hermano de una activista del movimiento Fuerza de Mujeres, cuyo cadáver fue encontrado el pasado 9 de diciembre.
El año nuevo no frenó las amenazas. El 27 de enero, la Defensoría del Pueblo constató que el panfleto circulaba entre la comunidad árabe, comerciantes y dirigentes vecinales wayuu. En él se establecían horas para la movilización (toque de queda) y se amenazaba a las prostitutas (por la relación actividad sexual-sida), adictos a las drogas, robacarros y secuestradores.
Del departamento de La Guajira el panfleto voló, para sembrar el miedo, hacia otras 18 zonas importantes de ese país. El 17 marzo, la prensa reseñaba la reproducción del amenazante mensaje en Bogotá, Medellín, Cali, Cúcuta, Villavicencio, Sincelejo y Barrancabermeja, entre otras ciudades.
Para esa fecha, había panfletos anónimos, a excepción de los vistos en Barranquilla y Sincelejo, capitales de los departamentos de Atlántico y Sucre, respectivamente. Los entregados en Barranquilla llevaban la firma de “La Organización”, un supuesto grupo sin antecedentes, según la Policía Nacional; mientras que los de Sincelejo eran suscritos por “Las Águilas Negras”, principal grupo paramilitar en la actualidad.
El director de la Policía Nacional de Colombia, general Oscar Naranjo, dijo, en marzo, que algunas bandas criminales han amenazado a defensores de los DD HH y funcionarios de administraciones municipales, en tanto que otros escritos son atribuidos a las Farc, debido a que “tienen una elaboración más sofisticada”.
La multiplicación del panfleto no cesó. A diario, lo colgaban en paredes y postes de electricidad. Antes del inicio de la Semana Santa, cuando a Cartagena de Indias llegan miles de turistas para disfrutar de sus playas, museos, vida nocturna y de su mágico centro histórico amurallado, el volante circuló de mano en mano y luego los grafitis inundaron las barriadas de la ciudad caribeña.
Entre Cartagena y Maracaibo hay unos 367 kilómetros de distancia, unas siete horas de recorrido terrestre. Allá, hace más de un mes, el fenómeno del “panfleto de la muerte” fue descrito, por las organizaciones sociales colombianas como un rebrote del paramilitarismo.
¿De dónde viene esta violencia? ¿Qué es el paramilitarismo?
Las Autodefensas Unidas de Colombia (AUC) es una organización ilegal paramilitar creada en abril de 1997 en Colombia, para reunir a muchos de los múltiples grupos paramilitares y de autodefensa regionales preexistentes.
Las AUC, de la mano de Carlos Castaño (ya fallecido) se declararon como un grupo contrainsurgente que combatía a las guerrillas de las Farc, ELN y EPL y eran patrocinados por grupos de ganaderos, terratenientes y narcotraficantes de las regiones en las que operaban que eran hostigados o amenazados por dichas guerrillas. Más del 70% de sus ingresos provenían del narcotráfico, igualmente se financiaban con el secuestro y la extorsión. Fueron responsables de una gran número de masacres y torturas utilizando métodos de terror contra la población civil y guerrilleros, usando armas no convencionales, como motosierras, para descuartizar a sus víctimas.
A mediados de 2007, el Gobierno colombiano informó que una red de 1.200 hombres entre “paramilitares” y “narcos” operaba en Maracaibo y otros municipios del Zulia.
El ex alcalde Gian Carlo Di Martino denunció, en noviembre de 2007, que los “paracos” cometen sus fechorías en La Curva, Mercamara y el casco comercial de la ciudad.
Las investigaciones culminaron en detenciones. Un primer trío de “paracos” capturado fue denunciado por comerciantes de Mercamara, quienes aseguraron ser extorsionados por los sujetos, bajo la figura del préstamo.
Los panfletos de la muerte en Venezuela se conocen desde septiembre de 2008: un comunicado de “Las Águilas Negras” amenazó con dar muerte a “jíbaros, consumidores de drogas y prostitutas de Rubio (estado Táchira)
“Si quiere a su hijo, guárdelo temprano y si no lo quiere, cómprele un ataúd”, dijo el comunicado que motivó la presencia en la zona de investigadores nacionales del Cicpc.
La distribución de varios panfletos generó preocupación en El Moralito, donde un grupo comando asesinó a un delincuente. También amenazaron con matar a secuestradores y “mujeres sapas”.
Los volantes llegaron hace un mes a Maracaibo. Los primeros se leyeron en el barrio Rey de Reyes, El Naranjal, La Trinidad, Buena Vista y San Jacinto. Durante este tiempo han ocurrido unas 10 muertes extrañas.
Desde esta semana circulan en la zona sur. Los repartieron mientras eran velados tres de los jóvenes hallados muertos a menos de 24 horas de producirse (el sábado) el asesinato de un polimaracaibo.
“No permitiremos que grupos desestabilizadores atenten contra la paz”, afirmó, ayer, el ministro Tarek El Aissami. El Cicpc investiga la existencia de este “grupo exterminio”, a decir del comisario Lisandro Alfonzo. Esas tres muertes, dijo, no guardan relación con los panfletos.. La alarmante similitud con los volantes de Colombia asusta a Maracaibo.